Histeriador saca a relucir un tema peliagudo que tiene que ver con el número veintiocho:
Me contó Tomás ayer
en confesión cervecera
lo colérica que era
la fiera de su mujer.
Yo, queriendo responder,
le comenté por demás:
«¿Conque tu esposa, Tomás,
por regla llora y se enfada?»,
y él respondió: «Sí, por nada,
y por regla mucho más».
jajajaja... es que en esos momentos los sentimientos afloran mucho más.
ResponderEliminarPero en esos momentos ellas siguen siendo ellas, no un títere manejado por un monstruo hormonal e invisible. Y en vez de restar importancia a sus tristezas repentinas, hay que mimarlas más aún.
EliminarNo hace falta tener la regla para encolerizarse, ¡Anda que no hay hombres que se ponen de los nervios por nada!
ResponderEliminarEso es la testosterona.
EliminarEs un topicazo. Tanto hombres como mujeres, con regla o sin regla, de vez en cuando nos levantamos con el pie izquierdo. Saludos.
ResponderEliminarDe hecho, yo creo tener más días malos que mi otra mitad.
EliminarDesde luego yo no creo que sea un tópico el que nuestras hormonas nos hagan sentir de forma diferente cuando se revolucionan. Lo que no es de recibo es ampararse en eso para infravalorar lo que hacemos o decimos.
ResponderEliminarAl menos hablo por mí,
que cada persona es un mundo,
mis hormonas me afectan,
eso no lo dudo,
pero quiero que quede claro
hasta en esa situación
la hormona no manda,
La que decide soy yo.
¡Qué atinados versos! El final es glorioso; me recuerda a Calderón en La vida es sueño:
EliminarLa inclinación más violenta,
el planeta más impío
sólo el albedrío inclinan,
no fuerzan el albedrío.