Alacrón, en sus Consejos del Tío Sam, traza una sucinta historia de los Estados Juntitos y de los variopintos enemigos a los que ha hecho frente (o a los que ha buscado la boca, según se mire):
Importa tener siempre un enemigo
a quien hacer pagar los platos rotos;
busca motivos, que por muy ignotos
que sean, tu país irá contigo.
Con indios, mejicanos y españoles
tendrás para empezar; luego las moles
de Europa y Asia. Y si algún pueblo acaso
la victoria te quita
—pongamos, por ejemplo, el vietnamita—,
disfraza ese revés de falsa gloria
o bórralo ipso facto de la Historia.
Vigila siempre y sobre todo el centro
de tu poder, porque, aunque no lo creas,
el peligro mayor se esconde dentro,
en algunas ideas
de escritores y artistas
marxistas-leninistas-idiotistas.
Como técnica útil de trabajo
que extirpe a esos parásitos de cuajo,
apunta con trivial paternalismo
sus nombres y apellidos en tus listas,
que sepas a quién dar por allí mismo.
Y si desaparecen de tus planes,
siempre nos quedarán los musulmanes.
Estados Unidos se busca sus enemigos porque le interesa la guerra por motivos económicos. La guerra y los enemigos mueven muchísimo dinero.
ResponderEliminarY la paz acaba aburriendo.
EliminarPues a mí es un país que me cae bastante simpático y no lo considero más cínico ni peor de lo que fue Roma, España o Inglaterra, sino más bien mejor. Pero más me gustan tus versos.
ResponderEliminarHombre, lo de mejor, mejor... Omitiendo la limpieza étnica que llevaron a cabo sobre los indios, han tenido tantos encontronazos con España y sus hijas que... no sé, debo de ser muy rencoroso como país.
EliminarLo primero es buscarse un enemigo, un chivo expiatorio. Así, es más fácil alcanzar el poder.
ResponderEliminarComo ocurre en un número buenísimo de Les Luthiers: unos políticos crean un himno para el país y, para enardecer los ánimos del pueblo, se buscan un país enemigo y eligen Noruega para que no les pille demasiado cerca.
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