Para quien quiera saber lo que es la prosa vil, lo que es la antipoesía, nada mejor que sumergirse en el cosmos del misterio, la poesía y la belleza, como hace el chileno José Miguel Ibáñez Langlois en sus Poemas dogmáticos (¡Ay, Tolkien, cuánto daño has hecho!):
RETORNO
Cada vez que entro al mundo de Tolkien
y tiemblo bajo el vuelo de los siete Nazgul
y oigo hablar y cantar a los pueblos en élfico
y miro hasta el fondo de los ojos de la Dama Galadriel
y estoy bajo la acción a distancia del Señor Oscuro y sus palantir
y soy un atrevido hobbit que etcétera etcétera
confieso que me da un dolor de cabeza horrible
volver al siglo xx y leer El Mercurio
la política nacional e internacional
oír el heavy rock de los muchachos del frente
que se creen satánicos y son cretinos.
(Oficio, de J. M. Ibáñez Langlois,
en selección de Enrique García Máiquez)
Que grande y apasionante es el mundo de las letras
ResponderEliminarDemasiado grande el arte, demasiado corta la vida. Ars longa, vita brevis.
EliminarEse libro me cautivo de joven. Lástima que fue de esos libros que dejé y que ya nunca regresaron a casa. Saludos
ResponderEliminarLos libros que dejan mella, aunque ya no estén en casa, calientan para siempre el hogar del alma.
EliminarQué tentación releerlo...
ResponderEliminarEs una tentación que hay que vencer de vez en cuando.
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