Histeriador, a quien hace tanto que no veíamos por aquí, pone el dedo en la llaga sobre una de las inquietudes que atenazan a los clientes (clientas sobre todo) de tiendas de ropa:
Ciertas mujeres que escucho
metidas en probadores
desconfían por lo mucho
que tienen de miradores.
No hay nada más cruel que los espejos de un probador. ¡Peor que os espejos de la feria!
ResponderEliminarBueno, esos espejos nos suelen sacar favorecidos. Será para que nos compremos las prendas que nos probamos.
ResponderEliminarHay probadores que parecen un zulo y probadores más grandes que mi baño. Y es verdad que en algunos te sientes con muchísima desconfianza.
ResponderEliminarCon esas curres cortinillas que cualquier despistado —o listillo— puede descorrer y ¡zas!
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