Mis alacranes sacan de un viejo baúl un aguijón inédito sobre la ley que prohibió el tabaco en lugares públicos, una ley que tuvo efectos muy positivos, pero que en su esencia suponía una intromisión del Estado en la parcela privada de cada hijo de vecino:
¡Oh bondadoso Gobierno
que, contra el viento y las olas,
cuidas con celo paterno
de españoles y españolas!
Como un padre protector
del occidente de Europa,
prohíbes al fumador
fumar tomando una copa.
Y hoy miran con desagrado
las personas implicadas
que ley de tanto calado
venga a prohibir sus caladas.
Rebeldes a tus mandatos,
¡ay, cuántos de ti reniegan
y, como hijos ingratos ,
contra tus leyes alegan
que en esta España de pillos
entre toros y fumones,
hoy prohíben los pitillos
si ayer fueron los pitones.
Y algún vicioso te insulta
diciendo que, bajo cuerda,
te gusta más una multa
que a un moscardón una mierda.
“¿A quién multarás mañana?”,
te espeta el que el humo atrae,
“¿a quien cante una sardana
protegida por la SGAE?
¿Al fondón que no haga pesas
ni corra de sol a sol?
¿Al comedor de hamburguesas
llenas de colesterol?
Si me vas a sancionar,
diré que es muy razonable
que quien prohíbe fumar
es un gobierno infumable”.
¡Aplástalos, Padre Estado,
con tu mano protectora,
y tenga el fumadorado
menos humos desde ahora!
Limpia su cáncer, su sarro,
haz su mal aliento trizas,
y que de cada cigarro
no queden más que cenizas.
El dedo nos chuparemos
sin humos, sin cáncer ya
y diremos como memos:
“¡Qué bien nos cuidas, papá!”.
Es una de las pocas leyes que hizo bien el gobierno....desde mi humilde punto de vista, claro.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo.
EliminarA ver si ahora atacamos a los que dejan los excrementos de sus perros en la calle, a los que gritan, a los que escupen, a los que tiran papeles al suelo...
ResponderEliminarUna leyecita para cada uno no vendría mal.
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