Sobre dos sepulcros contiguos se yerguen sendas estatuas. Son muy semejantes en forma, pero no en tamaño. Una representa a un hombre de mar esgrimiendo un arpón. La otra, dos veces más grande, a un científico de bata blanca blandiendo una jeringuilla. El primero cazaba ballenas a arponazos. El segundo cazaba virus a vacunazos. Alacrante les ha escrito este epitafio:
Con ser mi caza mayor
y la del otro tan chica,
la sociedad le dedica
un monumento mejor.
Me parece razonable.
ResponderEliminarPues eso.
EliminarA ver si cazan todos los virus que pululan por ahí, sobre todo el de la stultitia tremens.
ResponderEliminarEse es invulnerable.
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